EL ENIGMA


Hace menos de una década un ingeniero angloegipcio reveló que las tres grandes pirámides de la meseta de Gizeh estaban distribuidas sobre el desierto de manera idéntica a como estaban las tres estrellas del "cinturón" (Duat) de la constelación de Orión, equivalente al dios Osiris. Duat se traduce como Puerta. ¿Eran las pirámides las "puertas" por donde se elevaban los faraones tras su muerte? Un indicio de esta versión lo ofrece la pirámide escalonada de Saqqara, construida para el faraón Djoser que sugiere la ascensión al cielo.
Este interrogante se opaca ante los que dispara la revelación de John Taylor, quien en el siglo XIX demostró que el perímetro de la pirámide dividido por el doble de su altura da el curioso numero 3,1416, que es el famoso número Pi (π), que fue descubierto por los griegos, siglos más tarde.
Quizás el más hermético de los secretos de las pirámides es el que está más a la vista. ¿Cómo se levantaron esas moles de granito? Sólo para la Gran Pirámide se usaron casi dos millones de metros cúbicos de piedra. En las tres pirámides de Snefru, la friolera de 4 millones, y en la de Kefrén, dos millones.
Pero, la gran pregunta sigue siendo cómo hicieron, hace más de 45 siglos, para mover dos millones de bloques cuyos pesos van de las 2,5 toneladas los "pequeños" y hasta las 60 toneladas los mayores.
Según Herodoto, que visitó Egipto en el año 450 a.C., trabajaron 100 mil personas durante 20 años, sin contar los diez años que llevó la construcción de un camino para transportar las piedras. A la luz de los cálculos actuales esta afirmación suena muy optimista. Cien mil hombres trabajando sin pausa en una pirámide de 2.800.000 bloques hubiera requerido de 20 años de tarea y a un ritmo que permitiera, cada tres minutos colocar, orientar, pulir y grabar estos bloques. Sin considerar, por cierto, que los bloques procedían de las canteras de Aswan, a unos mil km de allí.
A mediados del siglo XX, el especulador Erich von Daniken calculó que con un rendimiento diario de diez bloques de piedra la construcción de la pirámide hubiera requerido 664 años. Este y otros argumentos sustentaron su tesis de que las pirámides, y otros "caprichos" constructivos, no habían sido sino obra de extraterrestres.
Si esto sorprende, qué decir de otros hallazgos inexplicables para la ciencia: las cuatro paredes de las pirámides están orientadas a los cuatro puntos cardinales con una precisión incontrastable. Por otra parte, los obreros egipcios agujerearon las piedras como no podría hacerse hoy. Un científico inglés que examinó los orificios, determinó que la broca que trepanó la piedra debía de tener una "dureza 500". Como se sabe el material más duro conocido es un diamante sintético bautizado como "vidia" que tiene "dureza 11".
Dice un proverbio árabe: "El hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides". Y este es el extraño recogimiento que se siente ante esa monumentalidad recóndita y es seguramente lo que conmovió durante siglos a hombres y mujeres que estuvieron allí, detenidos en esa contemplación de lo inmutable; algo que grita una verdad que no alcanzamos a comprender.